En Kayak hacia el Glaciar Steffen

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Campos de hielo, mágicas palabras que nos transportan mentalmente a paisajes blancos, gélidos y ventosos, algo parecido a la Antártida, tan solo apreciada en imágenes de documentales… bajo estas premisas nos entusiasmamos a planificar esta extraordinaria travesía.

Enfrentamos grandes desafíos, atravesar la maravillosa carretera austral casi hasta su final, recorriendo típicos poblados, sufriendo las inclemencias del clima, pero nada aquello nos desanimaría, nuestra meta esta clara y nuestra disposición también… al final arribamos a caleta tortel y su laberinto de pasarelas de ciprés, que al ser impregnadas por la lluvia fresca, entregan ese olor tan particular al ambiente, y ese encanto al paisaje… encanto tortelino…

Tantas historias escuchamos de labios de Tortelinos historias y leyendas que calaron en nuestra imaginación, y nos animaron a conocer la misteriosa Isla de los Muertos declarada Monumento Nacional, en una aventura que nos llevó a remar por el Río más caudaloso de Chile, el Baker, y seguir más allá aún… en busca del Glaciar Steffen.

Día 1 -Extraña ruta y la Isla de los Muertos-

El aserradero del pueblo fue el lugar escogido para dar inicio a nuestra travesía, y así luego de cargar nuestro kayak doble y dejar guardado el vehículo nos lanzamos a las turbias aguas del Río Baker, el mas caudaloso de Chile.

Nos encontramos bajando rápidamente por un tranquilo río, el color café chocolate es solo característico en esta ultima parte del río, seguimos las instrucciones de un balsero que va delante de nosotros con su carga de cipreses, y tomamos un canal hacia la derecha y luego haciendo una especie de “U” tuvimos que remar un tanto en contra de la corriente, tarea nada fácil, la razón de extraña ruta era que queríamos visitar la misteriosa Isla de los Muertos, declarada Monumento Nacional.

Tantas leyendas e historias de lo ocurrido hace ya tantos años, cuentan de la muerte de más de una treintena de trabajadores ocurrida en épocas de las primeras colonizaciones allá en el año 1906 aprox, pero ese evento es contexto de otra historia.

Así luego de amarrarnos al muelle de la isla, recorrimos un breve sendero que nos llevo hacia un montón de cruces vestidas de musgo, algunas leyendas prevalecen en las cruces, y el ambiente es algo extraño, luego de sacar algunas fotografías retornamos a nuestra embarcación y ahora si nos dejamos llevar corriente abajo.

…en la patagonia profunda existe una isla envuelta en un hálito de misterio, sus únicos habitantes, una treintena de cruces cubiertas por musgos, corroídas por el tiempo, enfrentadas a los fríos vientos australes…

Llegamos al delta y el río recibe un poco de viento, algunas olas pequeñas se levantan, y a eso de las 7pm, decidimos buscar un lugar para acampar,de repente aparece una miniplaya ideal para nuestro cometido, así que recalamos, armamos nuestro campamento y nos dedicamos a recorrer y explorar el lugar, subiendo a los cerros aledaños para contemplar espectaculares vistas del Delta del Río Baker, el sol se esconde lento y poco a poco amaina el viento, y este primer día nos deja satisfechos de misterios, paisajes y aromas del Baker.

Día 2 -Un aserradero que se diluyo en el tiempo…-

Nos levantamos a las 6:30am ya que habíamos decidido salir muy temprano para evitar el viento del mediodía, el fiordo esta tranquilo y a la entrada del fiordo Steffen hicimos una pausa para visitar un antiguo aserradero abandonado, que funcionaba con una polea y la fuerza del agua que hacia girar la sierra…

Luego de esta pausa seguimos adentrándonos derechamente en el fiordo, el agua es lechosa y fría, no tiene un sabor agradable, pero la bebemos igual, este canal esta bordeado por escarpados cerros que en sus cumbres presentan sendos glaciares, numerosas cascadas adornan el borde oeste del mismo, pero lamentablemente para nosotros, remamos por el lado este.

Como dato curioso este fiordo por el borde oeste es parte de la Reserva Nacional Katalalixar y hacia el lugar que nos dirigimos nosotros es parte del Parque Nacional Laguna San Rafael, siendo el Glaciar Steffen componente del campo de hielo norte y su glaciar más austral.

Ya son las 12 y la jornada de remado esta casi cumplida, al remar con remos de aluminio, el frío es traspasado a nuestras manos, que están Campamento 2 bastante heladas, sopesando estos hechos, decidimos acampar en una hermosa playa de arenas con estero cristalino incluido, una nutria nos da la bienvenida y nos encontramos a la mitad del fiordo aproximadamente.

Luego de armar nuestro campamento y dormir una siesta nos dedicamos a recorrer los alrededores del lugar, gran variedad de insectos, aves y flora bastante exótica para nosotros se nos presentaba por doquier, y así cayo la noche, nos tomamos un traguito para pasar el frío, y luego a dormir.

Día 3 -Glaciar Steffen a la vista-

Luego de desayunar y levantar el campamento a media mañana, nos lanzamos a remar bajo un cielo completamente despejado, las aguas están planas absolutamente y luego de un par de horas de remado, teníamos a la vista por primera vez, el Glaciar Steffen.

Al llegar al extremo norte del Fiordo nos encontramos con la desembocadura del río huemules, que nace del deshielo del glaciar, la corriente es muy fuerte y no pudimos remontarlo, así buscamos un brazo mas calmado que nos llevo a los pocos metros de una casa de colonos.

En este lugar estos valientes colonos, la Sra. Olga y su marido, habían sido nacidos y criados, y nos recibieron con los brazos abiertos sin siquiera preguntarnos los nombres. Campamento en casa de colonos El calor humano en estos lugares contrasta con el frío ambiente que azota esta alejada región del país, así nos encontrábamos en su mesa comiendo pan amasado con mantequilla de sus vacas, cual manjar de los dioses. Así al compás de historias de antaño compartimos una agradable tarde con esta especial pareja de colonos.

Dormimos una siestita y nos propusimos caminar y llegar al glaciar esa misma tarde, y así entusiasmados partimos por un sendero excelentemente marcado, el cual forma parte de las rutas patrimoniales de Chile, así luego de caminar un par de horas llegamos al borde del Río Huemules que nos cortaba el paso, este río es muy correntoso y helado, y solo existía un bote de madera usado por los lugareños para cruzar.

El estado del bote que hacia agua por todos lados, no nos inspiraba mucha confianza, así también el hecho de que estábamos a la mitad del camino y faltaba poco para que se hiciera de noche, si llegábamos al glaciar no podríamos estar mucho tiempo ahí, así que ese día optamos por devolvernos a nuestro campamento mejor y partir al día siguiente tempranito en la mañana.

Con el rabo entre las piernas volvimos a nuestro campamento a compartir un mate con los simpáticos colonos, luego a dormir con la promesa de llegar al hielo al día siguiente, sí o sí.

Día 4 -Un espectáculo Impagable…-

5am extraños ruidos nos despiertan, se trata de la Sra. Olga que ya está en pie lista y dispuesta para su jornada del día, en esta ocasión se encuentra ordeñando sus vacas, así que entre pestañazos logramos dormir otro poco.

Ya es media mañana, desayunamos y es tiempo de cumplir promesas, así cargamos algunas raciones de marcha y partimos decididamente a llegar a nuestra meta, caminamos hasta el río y divisamos el bote malogrado, ahora llevábamos la bomba de achique del kayak para evacuar toda el agua que tenía dentro, luego lo arrastramos unos 100 metros orilla arriba para lanzarnos a remar uno a cada lado del bote con un remo, contra una corriente infernal, algunos giros de más y algunas descoordinaciones no impidieron que en una media hora de remar pudiéramos cruzar este río, todo mientras el agua volvía a entrar al bote.

Achicando agua Luego en la otra orilla tuvimos que masajearnos un poco los pies, que estaban un poco congelados con el agua helada, reencontramos la huella del sendero y seguimos caminando por un par de horas más hasta un mirador en donde el espectáculo que se aprecia desde ahí es impagable. EL Glaciar Steffen!!!

Una pequeña extensión del campo de hielo norte estaba ahí frente a nuestros atónitos ojos, durmiendo el eterno sueño de la belleza blanca, desde tiempos inmemoriales, en este soleado día parecía que estaba ahí solo para nosotros, y recobrar la conciencia luego de saborearlo con los sentidos tomo varios minutos…

Este glaciar de no mas de 2 Kms de frente, no es muy alto, tendrá unos 10 metros de pared en sus partes mas altas, una laguna glaciar es formada por el deshielo, su color café no es muy atractivo, y cientos de témpanos flotan por doquier, estos trozos de hielos presentan distintos tonos desde el blanco al azul, numerosas bandurrias descansan sobre ellos, tan placidamente que parecen estar dibujadas en los témpanos, este maravilloso paisaje es solo interrumpido por el ruido de crujidos en el hielo de trozos que se desprenden y caen a la laguna.

Luego de recorrer toda la ribera de la laguna, tomar fotos y grabar algo de video, nos dimos el gusto de hacer un brindis con los hielos del glaciar, así un Whiskey on the Rock of Steffens, fue el trago del día. Luego un gran témpano se nos acerco demasiado a la orilla como desafiándonos a subirnos a él… mas probable fue el efecto del alcohol que algún indicio de valentía, pero en un momento nos encontrábamos nadando en la laguna glaciar en un intento de subirnos sobre el témpano desafiante, a pesar del agua extremadamente helada, la sensación térmica no era muy baja ya que el día estaba soleado, así no fue tan insoportable este pequeño desvarío, quizás fue irresponsable, pero sino hacerlo ahí en ese momento, cuando?.

Ambos fracasamos en nuestro intento de conquista, Rodrigo estuvo mas cerca pero había hielo bajo el agua que no le permitió acercarse mucho, y luego en mi intento el témpano se me alejo mucho, así me conforme con nadar hasta él y tocarlo al menos para luego volver a la orilla y correr desesperadamente para generar calor nuevamente.

Luego al final de este día de profundas impresiones, recogimos un trozo de hielo y guardamos un poco de whiskey para llevarle a nuestros anfitriones, que se dieran el gusto de tomarse un traguito, al comenzar a caminar con cierta sensación de tristeza le decimos adiós a este fantástico y remoto lugar, de seguro en nuestro recuerdo vivirá muchos años mas como una de las más bellas aventuras que hayamos vivido.

Recorrimos sin novedad el camino de vuelta, cruzamos el río nuevamente algo mas “alegres” por el efecto del Whiskey, Rodrigo se iba de espaldas al remar, haciendo el remado un poco más complicado, pero finalmente en un cruce mas penoso que el primero finalmente estábamos en la otra orilla, caminando un par de horas mas estábamos en la casa de los colonos, contando nuestra hermosa experiencia.

Día 5 -”tío nos lleva por 100 pesos?”…

Ya es media mañana, y hay visitas en casa de la Sra. Olga, vino una Chata a buscar madera de ciprés del campo de los colonos, esta embarcación se dirigía con su carga a Tortel, así que no lo pensamos dos veces y hablamos con el capitán a ver si nos hacía un flete, le pusimos cara de “tío nos lleva por 100 pesos?” y como es característico la generosidad de esta sacrificada gente no se hace esperar, accediendo de inmediato a amarrar nuestro kayak a un costado y llevarnos de vuelta a Tortel, así nos evitaríamos tres días de remado por el mismo camino que ya conocíamos.

Así en unas cuatro horas de navegación teníamos a la vista a Caleta Tortel, llegamos a la rampa del pueblo y pagamos nuestro pasaje ayudando a descargar la madera, dimos una vuelta en nuestro kayak por la caleta y comenzamos a remontar el Río Baker, ya que nuestra travesía aun no terminaba, debíamos volver al aserradero donde estaba nuestro vehículo, esta vez remando en contra de la corriente.

Llegamos al mismo punto desde donde comenzó nuestra aventura con un dejo de tristeza porque había terminado y mucha alegría al recordar la experiencia vivida, llega la noche y terminamos de cargar todo en la camioneta, volvemos a Tortel a dormir la última noche, para al día siguiente abandonar este mágico lugar…

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