Glaciares, pingüineras, cascadas, formaciones rocosas y aguas de colores inimaginables forman parte de las propuestas naturales que ofrece la Patagonia chilena. La región compuesta por las provincias de Última Esperanza, Tierra del Fuego, Antártica Chilena y Magallanes parece, por momentos, no tener más que límites geográficos con su homónima argentina y los paisajes y la identidad cultural se mezclan sin dar ni pedir explicaciones.
Este lugar, cuyos habitantes -alrededor de 160 mil- describen, entre risas, como la República Independiente de Magallanes está llena de regionalismos y hasta tiene su propia bandera.
Adoptó dentro de su gastronomía platos con influencia chilota y se destacan los pescados, los mariscos y el cordero.
Por su parte, el calafate, aquel fruto que tiñe de violáceo todo el territorio, aparece de distintas formas en cada postre.
Pingüineras
Entre octubre y marzo, la atracción turística por excelencia son los pingüinos. Los visitantes -en su mayoría europeos y estadounidenses- no conciben planear su estadía en Chile sin hacer el avistaje de los mismos y, en menor medida, el de ballenas.
Sin embargo, más allá de estas excursiones, el objetivo de los organismos de turismo del país vecino es desmitificar aquello de que se trata de un destino caro, por lo cual lo postulan también como un destino ideal para mochileros.
Aventuras
Para este tipo de viajeros (aunque no menos para el resto) el Parque Nacional Torres del Paine es el verdadero protagonista. El mismo fue declarado en 1978 «Reserva de la Biósfera» por la Unesco. Se trata de 242 mil hectáreas de bellezas naturales, ubicado entre el macizo de la Cordillera de los Andes y la Estepa Patagónica, en la provincia de Última Esperanza. Bosques, témpanos, montañas y lagunas de colores que van del verde al turquesa ofrecen al visitante una fiesta visual inimaginable. Allí, algunas de las opciones son: trekking, escalada, cabalgatas y caminata sobre hielo.
En Punta Arenas, por su parte, la aventura comienza cuando aquello que pasó tantas veces por los libros de lectura se vuelve tangible. El cruce por el Estrecho de Magallanes supone, más que un paseo por geografías sobresalientes, la sensación de estar viviendo eso que fue historia. Convertidos en descubridores por un rato, la navegación hasta Porvenir (capital de Tierra del Fuego) dura dos horas por el Océano Pacífico.
Por allí aparecen también las ballenas jorobadas, entre diciembre y marzo. Otra atracción particular del lugar es el kayak de mar, donde especies como delfines a veces acompañan la nave. Sumada a ésta aparece el esquí con vista al mar en el cerro Mirador, entre junio y septiembre.
Los especialistas coinciden en que uno de los rasgos distintivos de la Patagonia chilena es su clima: en un mismo día, pueden vivirse todas las estaciones. Sin embargo, hay que destacar que el «bajo cero» es casi una constante en esta región austral. Por otra parte, más del 50% del territorio patagónico corresponde a parques nacionales. Entre los glaciares, se impone en el Parque Nacional Bernardo OHiggins, el Pío XI, famoso por ser el más grande de Sudamérica.
La Patagonia chilena es elegida, en su mayoría, por amantes de la naturaleza extrema. Caminar sobre glaciares, navegar el Estrecho de Magallanes, conocer pingüinos emperadores, brindar con whisky enfriado con hielo milenario son los imperdibles de la región. Y para coronar el viaje, comer calafate para -como dice la leyenda tehuelche- volver a visitar el lugar.
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