Termas de Puyuhuapi, termas en Patagonia

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Uno de los mejores lugares del mundo en el campo del turismo de salud son las termas de Puyuhuapi, en el sur de Chile, donde las aguas termales surgen rodeadas por los fiordos y las selvas frías proporcionando experiencias naturales de extrema calidad. El balneario se ubica aislado en plena naturaleza, y ofrece toda la calidad imaginable en uno de los entornos naturales más puros del planeta.

No está cerca. Se encuentra en los fiordos del sur de Chile, en la Patagonia chilena, y para llegar hay que volar con LAN hasta Santiago de Chile, y seguir por avión hasta Coyhaique. Allí se toma el camino de las termas por la Carretera Austral, recorriendo algo más de 200 kilómetros de paisajes espectaculares. Si se prefiere, es posible volar a Puerto Montt y acceder por tierra, recorriendo 361 kilómetros y pasando por Chaitén.

Otra opción es volar desde Santiago a Balmaceda, cerca ya de los campos de hielo del sur, después se viaja por carretera hasta Puerto Chacabuco, y allí se toma un barco único, el Patagonia Express, que es casi un capricho del propietario de las termas para dar a conocer uno de los lugares más solitarios y desconocidos del mundo. Las termas se encuentran en medio de un fiordo bellísimo, aprovechando un afloramiento de aguas termales junto al agua del fiordo, son la Termas Puyuhuapi, y desde allí parte el barco en un crucero austral hacia la Laguna San Rafael, en la que desemboca el descomunal glaciar San Valentín.

Las termas parecen estar en el fin del mundo, pero el viaje hasta ellas es uno de los más asombrosos del planeta, que se debe completar con el viaje por los fiordos del sur de Chile para llegar con el barco hasta la desembocadura de un glaciar en una laguna al nivel del mar, uno de los paisajes más difíciles de encontrar en el mundo. Y allí, en los grandes paisajes de naturaleza salvaje del sur, en un lugar deshabitado casi por completo, donde los Andes llegan hasta el Pacífico y se hunden en sus aguas, se puede asistir en solitario a la contemplación de la gran muralla vertical de hielo del glaciar San Valentín y ver como se va desmoronando y cayendo en grandes bloques al agua de la Laguna San Rafael. Absolutamente inolvidable.

Lo mejor de las Termas Putyuhuapi no es ir a curarse de algo, es la combinación única de actividades en la naturaleza por la mañana y disfrutar y relajarse, quitarse el cansancio, en las termas por la tarde. Los alrededores de las Termas constituyen un verdadero viaje de exploración en la medida en que cuando llegas allí te das cuenta de que en la mayor parte de los lugares que ves no hay nadie ni ha estado nadie nunca.

Nadie se interna en los bosques y nadie vive en el territorio. La principal ciudad es Puyuhuapi, y fue fundada por alemnes en 1935. No se sabe casi nada de un lugar que, por otra parte, se puede recorrer en barco sin grandes riesgos, pero los pocos barcos que llegan hasta allí van a pescar y no pisan tierra. No hace mucho se descubrió un lugar de cría de ballenas del que nadie tenía noticias, no fueron científicos, que allí casi no llegan, fueron pescadores los que descubrieron por casualidad una gran concentración de ballenas ignorado hasta entonces.

Las Termas Puyuhuapi tienen una organización de mucha calidad que te lleva a lugares extraordinarios, es casi como los safaris africanos, te introducen en lugares inhóspitos y te saca de ellos, que es lo que se pide a un buen viaje a lugares extremos. Una de las grandes sorpresas del viaje fue la navegación por los canales y fiordos, porque allí se hunden los Andes en el mar y crean un laberinto de millares de islas apretadas contra las montañas, un laberinto de canales, rías y pasos de agua salada, y las montañas empinadísimas absolutamente cubiertas de bosques extraordinariamente frondosos. La humedad genera brumas, nubes y efectos luminosos con los rayos solares que se van enredando con las montañas. Hay cantidades enormes de pájaros marinos, de vez en cuando te cruzas con un barco de pesca o con un remolcador que lleva alguna carga de madera, pero la sensación de soledad y esplendor natural es formidable.

En medio de la soledad emergen como un milagroso refugio las termas Puyuhuapi, una preciosa mansión de madera con sus piscinas termales naturales, al borde del mar y junto al embarcadero por el que llega todo. Las Termas forman una isla de placer en los fiordos, con su spa, sus piscinas interiores y exteriores frente a los panoramas formidables de los Andes. Especialmente acogedor cuando regresas de una caminata en la selva fría, un concepto poco conocido, pero que se refiere a esta formidable masa vegetal, una selva técnicamente, de menor biodiversidad por las temperaturas más bajas que las amazónicas, pero de espectacular riqueza botánica.

Muy recomendable es la excursión a pie en el Parque Nacional Queulat para subir hasta el Ventisquero Colgante. Hay que realizar una subida prolongada por la selva, pasando puentes colgantes, para llegar al lugar en que un glaciar se precipita al vacío formando una cascada de hielo y agua de deshielo, que cae en vertical en medio del estruendo atronador de los bloques de hielo estrellándose contra las rocas. Tras la caminata a través del bosque por trochas encharcadas y chorreantes, volver al hotel y sumergirse en el agua caliente natural de la termas, meterse en el jacuzzi, y tomar una sauna o un masaje, resulta especialmente placentero.

Termas Puyuhuapi se encuentra en la Bahía Dorita, en el Seno Ventisquero, en la Patagonia chilena. Sobre el lugar en el que brotan aguas muy calientes que alcanzan temperaturas de hasta 85ºC, aunque las piscinas y termas sólo alcanzan los 47 grados. Son aguas bicarbonatadas de intensa mineralización, ricas en cloruros, sulfatos, magnesio, cromo, zinc y selenio. Dicen que su pH de 6,3 es muy parecido al de la piel, y que las aguas son útiles para combatir el reumatismo, las dolencias articulares y las afecciones la piel. Lo más grato es el hotel realizado con maderas naturales locales, la excelente cocina de alto nivel, y la diversidad de tratamientos, que incluyen las aguas termales, las aguas marinas, los tratamientos con algas, y las maravillosas piscinas calientes al aire libre, que permite disfrutar del aire libre y de las vistas de los Andes en cualquier época del año.

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