Los amantes de la naturaleza, los que lo sean de verdad, a buen seguro conocerán uno de los parajes naturales más importantes de Sudamérica. Hablamos de una de las maravillas de Chile: el Parque Nacional Torres del Paine, ubicado en la comuna de Torres del Payne, provincia de Última Esperanza (en la Región de Magallanes y Antártica Chilena). Creado como espacio protegido el 13 de mayo de 1989, Torres del Paine forma parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado de Chile, y cuenta con una extensión legal que supera las 26.000 hectáreas. El 28 de abril de 1978 fue declarado Reserva de la Biosfera por parte de la Unesco, con lo que a día de hoy su cuidado y preservación está asegurado para el disfrute de todos los mortales.
De excursión por el Parque Natural de Torres del Paine.
Y es que uno de los atractivos del Parque es la posibilidad de hacer diversas actividades deportivas y en plena naturaleza. Además de visitar los lugares más interesantes, que vamos a enumerar aquí, el turista podrá realizar caminatas por los distintos senderos. Es más, en invierno, y cuando las aguas del paraje se encuentran heladas, es posible realizar caminaras sobre hielo. Además de andar, no podemos olvidarnos de la pesca, la navegación y las cabalgatas.
Pero si ahora todos podemos disfrutar de un Parque habilitado, las primeras expediciones datan de 1870, cuando el primer aventurero decidió adentrarse en estas tierras. Se trataba de Baqueano Santiago Zamora, explorador gracias al cual se pudo recabar información cartográfica del lugar, además de muchos otros detalles, pues se convertiría en un conocedor exhaustivo de la región. Tras Zamora le siguieron Tomas Rogers, enviado por el Gobierno chileno desde 1979 a 1980. Lady Florence Dixie, Otto Nordenskjöld, Carl Skottberg, o Walter Ferrier han sido otros de los apasionados aventureros cautivados por la belleza y majestuosidad de estas tierras.
Hemos de decir que hubo una etapa, desde 1910 a 1960, en la que el Parque de Torres del Paine aún no era conocido como tal, por lo que acabó convirtiéndose en uno de los núcleos poblados por excelencia dedicado a la ganadería. Ello, evidentemente, en lugares y zonas no aptos para este uso. Esta actividad, conocida como la etapa de los Ganaderos, afectó sumamente al paraje, que se vio afectado por diversos incendios forestales. Esta denostación ecológica acabó convenciendo al Gobierno chileno de la necesidad de preservar Torres de Paine de los azotes de la mano humana, declarándolo espacio protegido.
A día de hoy, el visitante podrá disfrutar de los hermosos regalos que ofrece este Torres del Paine, entre los que se encuentran la Laguna Azul, la Laguna Verde, el Lago Grey, el Mirador Sierra de Toro o senderos como el de Misceláneas Silvestres o Mirador Cóndor. Sin duda, una proeza de la naturaleza que vale la pena visitar… y preservar.
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