Comienzan las jineteadas en La Patagonia

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Desde primeras horas de la mañana el asado patagón está listo. Miles de personas acuden a la explanada de Puerto Ibáñez para vibrar con el décimo festival de Jineteadas Sudamericano. El caballo, reintroducido en América por los españoles, se convierte durante un año más en el protagonista de la fiesta.

Los vendedores de sandía, de cuadros santos, de helados, de completos y de todo lo que sea vendible, abarrotan el pequeño recinto ferial patagónico. Es verano y el campo se inunda de color, de olor. A pesar del intenso calor, desde hace unos años el sol pega fuerte debido a la ausencia de Capa de Ozono en la zona, una muchedumbre espera paciente el espectáculo.

Renán Catalán, el impulsor del festival, monta su caballo. Será capataz de campo. Los palenqueros, los jueces y los padrinos se colocan en sus puestos. Comienza el espectáculo. La pequeña localidad de Puerto Ibáñez pasa a ser durante un fin de semana la capital sudamericana de las jineteadas. Uruguayos, argentinos, brasileños y chilenos se disputan 2.000.000 de pesos en premios, unos 4.000 dólares.

Tradiciones, deporte y folclore

“Esto se organizó a través de una apuesta que ocurrió cuando vivía en la República Argentina. Se me ocurrió que cuando volviera a Chile quería incentivar el deporte en la Región de Aysen”, comenta Renán Catalán. Todo el mundo lo conoce en la región. Los palladores, los poetas patagónicos que animan el acto y que se inventan los versos durante la marcha, guitarra en mano, alaban una vez tras otra a ‘Cata’, como lo conocen sus amigos.

“Comencé esto desde abajo, con animales que no eran tropilla, sino que eran rejuntada, y así se fue profesionalizando este evento de las jineteadas. Lo más importante es que así el pueblo tiene un movimiento turístico”, manifiesta ‘Cata’ a ELMUNDO.es. Sus ojos se empañan cuando el hombre habla de las emociones que causa domar un caballo.

Catalán nos explica que el jinete debe mantenerse encima del potro salvaje durante al menos ocho segundos. Los que pasen a la final, deberán domar al caballo durante catorce segundos. Un jurado puntúa la monta, dependiendo del tiempo que tarden los compañeros del jinete en preparar al caballo, de los saltos que dé el animal, y de lo bien o mal que el humano sea capaz de domar a la bestia.

En la categoría de Bastos, además, el jinete utiliza estribos y no debe perderlos en ningún momento. Para prevenir males mayores, desde este año se hace un ‘alcotest’. Tres jinetes no pueden competir porque van borrachos. Domar al reservado no es fácil. Rafael Martínez, oriundo de la zona, gana el Festival. No lo ha tenido fácil. S quedó agarrado al estribo y el caballo le dio un buen revolcón por el suelo. Por suerte, no fue más que un susto.

El jinete negro

El brasileño Gercison Pinheiro es una de las estrellas invitadas al Festival de Puerto Ibáñez. El ‘negro’’ Pinheiro, un ingeniero militar que cambió su vida por la de jinetero viajero, practica la difícil categoría de Grupa surera. El jinete debe sostener con una mano una piel de oveja que le sirve como montura. Con la otra sujeta el rebenque.

“Hace tiempo que me dedico a la jineteada profesionalmente. En el sur de Brasil, al estar tan cerca de Argentina y Uruguay se practica la doma de caballos. Probé y no pude dejarlo nunca más”, reconoce Gercison, que es amante del rejoneo. “Es increíble ver cómo se acercan a los toros a caballo”.

“Me gustaría ir un día a España para intercambiar nuestras tradiciones con las suyas. El deporte no tiene fronteras, para mí es una gran satisfacción poder hacer espectáculos de estas características a nivel sudamericano y vivirlo como lo estamos viviendo ahora”, añade el gigante de dos metros, que causa furor entre las mujeres patagónicas.

Pero no todo son caballos. Algunos prefieren pasar el día apostando su dinero a las tabas. En este juego el hueso de vaca, conocido como astrágalo, determina quién es el ganador. Pinkie, el pequeño perro agitador, sale del ruedo después de molestar a los jamelgos durante dos días. Poco a poco, el espectáculo va llegando a su fin.

Atracción turística

El alcalde de la comuna, Luis Emilio Alarcón, manifiesta la importancia que tiene esta actividad para la Localidad de Ibáñez y para la Región de Aysén: “Fomenta el turismo, aporta en la conservación de las costumbres y tradiciones, dinamiza la economía local permitiendo que los artesanos, comerciantes y productores agropecuarios comercialicen sus productos”.

“No hay que olvidar que fue además el primer evento de estas características en la Región de Aysén que a entregado la pauta para que en la actualidad se desarrollen muchos eventos similares durante la época estival”, añade el alcalde de la pequeña localidad que no llega a los 1.000 habitantes.

Después de la jineteadas, los grupos ‘La Noche’ y ‘Los Cuatreros del Sur’, con su conocido ‘Baile del Gusano’, animan la fiesta en el polideportivo. Antes de irnos hasta el próximo año, el pallador argentino ‘El Negro Falucho’, nos dedica uno de sus ingeniosos versos patagónicos.

Posteado en: http://www.elmundo.es

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