El tesoro vegetal del Paine

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Casi dos décadas de investigación en la Región de Magallanes respaldan el trabajo del botánico Erwin Domínguez con las especies silvestres de la zona. Puntarenense y autor de varios trabajos y publicaciones en revistas especializadas, acaba de lanzar “Flora Nativa Torres del Paine”, libro que contiene el catastro -el más exhaustivo realizado hasta ahora- con parte de las variedades vernáculas que registró en este rico territorio de Chile.

“Para proteger hay que conocer”, dice enfático Erwin Domínguez al hablar sobre la conservación y valoración del patrimonio natural, el tema que mueve su vida. Y en eso ha estado. Los últimos dieciocho años los ha dedicado a investigar y recopilar información sobre la flora autóctona de Magallanes -nació y vive en Punta Arenas-, cuya riqueza, pese a que antes estudió Economía en Buenos Aires, lo cautivó hasta dedicarse por completo a ella cuando, tras su paso por Argentina, ingresó a Biología en la U. de Magallanes y luego a un Magíster en Botánica en la U. de Concepción.

Fueron los pasos que delinearon el camino que hoy lo tiene como una de las voces más autorizadas en flora nativa de la zona austral, con varias publicaciones al respecto e investigaciones aparecidas en prestigiosas revistas científicas. “Flora Nativa Torres del Paine” es su último trabajo, un libro que acaba de lanzar y que contiene el catastro y clasificación de las especies recogidas en casi dos décadas de exploraciones al lugar. Se trata de una guía botánica en la que se despliegan los árboles, arbustos y herbáceas -con imágenes, mapas de ubicación y fichas informativas-, que suman las 130 plantas identificadas hasta ahora. Pretende continuar hasta abarcar las más de 400 que se estima hay la zona en una labor inspirada por su mentor, el botánico Edmundo Pisano Valdés.

Domínguez lo recuerda: “En la universidad fui su ayudante y discípulo. Hasta ese minuto no había tenido ninguna relación con la botánica, pero ahí me empezó a interesar. Lo acompañaba a terreno, era una enciclopedia caminando. Fue quien realizó el primer mapa vegetacional de Chile, en 1956, y dejó posicionada a la Región de Magallanes en esta materia”. Fue además su predecesor en el Parque Nacional Torres del Paine (PNTP), al realizar en 1974 otro catálogo. “Desde entonces no se había hecho nada tan completo”, asegura.

Pese a la importancia del lugar, y a que estudios como éstos deberían hacerse “por lo menos cada diez años”, no había información actualizada sobre su vegetación vernácula. De ahí que “Flora Nativa…” sea considerado el inventario más exhaustivo de la botánica no sólo del parque, sino también del territorio cuyas bondades el autor quiere preservar y promover.

-Son zonas de gran relevancia para el futuro al no estar afectadas -aún- de manera significativa por el ser humano. Los catastros son un complemento imprescindible para elaborar planes de manejo eficientes, una base de datos para el trabajo de los investigadores. Permiten obtener una foto instantánea del ahora para poder comparar cambios, evaluarlos y reaccionar ante ellos. Todos los países quieren saber lo que tienen y cuánto vale.

¿Qué ganan con eso?

-Hay sitios como Nueva Zelanda donde llevan décadas inventariando su flora y fauna. Con esto fomentan de manera adecuada el turismo; usan eficazmente los recursos; rescatan el patrimonio y lo dan a conocer. En Costa Rica es lo mismo, difunden sus bellezas, pero hay gente que te dice desde un comienzo cómo hay que tratarlas, si te puedes acercar o no, etc. Hay otras ventajas que tienen que ver con el área de la salud y la industria químico farmacéutica, debido a las propiedades medicinales que se han descubierto en algunas especies.

¿Cómo va Chile en esta tarea?

-Está en proceso. Falta la incorporación de recursos para fomentar la ejecución de estos inventarios.

El grueso de la investigación desarrollada en el PNTP la realizó con sus propios medios. “Por las mías”, dice riéndose. Antes de llegar en 2010 al Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Magallanes, INIA Kampenaike, -donde contó con la ayuda para publicar “Flora Nativa…”-, recibió el apoyo de entidades como el Centro Taxonómico Botánico de Chile, de la U. de Concepción, el Instituto de la Patagonia y la Conaf, “quienes me dieron todas la facilidades, desde la entrada hasta el alojamiento en el parque”, cuenta.

Al menos una vez al año visitó el sitio y se quedaba mínimo una semana. Una cámara fotográfica y los instrumentos para herborizar -prensar los vegetales para luego enviarlos a los herbarios donde se conservan- fueron parte de sus compañeros en las expediciones en las que se encontró con buenas y malas noticias. Entre las primeras está el hallazgo de 21 plantas con cualidades curativas. “El reporte de una asteraceae que no había sido registrada; de un helecho nuevo para la región y la catalogación de todas las orquídeas del lugar”.

¿Las malas?

-Hay una sobrecarga de sitios destinados a la actividad turística que genera incremento de las invasiones biológicas, especies introducidas que desplazan a las nativas y generan cambios de estructura y composición del espacio.

Menciona a la cicuta (Colium macalatum) que alcanza hasta los dos metros y es percibida como una de las más nocivas. “Se nota que no corresponde al paisaje. Se ha ido propagando porque al ser venenosa, los animales como los guanacos no se alimentan de ella”, dice, y agrega: “Es un tema preocupante, basta con que alguien traiga alguna semilla pegada en la ropa o en los cordones de los zapatos para provocar estas intrusiones. Es un fenómeno que puede ser a escala regional, incluso global, y puede hacer perder valor a sitios como el PNTP”.

¿Cómo compatibilizar el turismo con el cuidado?

-Hay que enfocar toda la energía en la educación de los visitantes. Informarlos y hacerlos saber qué es lo que tienen y cómo preservarlo. También generar infraestructura apropiada como pasarelas elevadas en tramos determinados, o, aunque algunos me quieran matar por lo que voy a decir, pavimentar algunos senderos para así evitar el uso de retroexcavadoras en períodos como los meses de floración, un factor importante de dispersión de especies invasivas.

Posteado en: http://diario.elmercurio.com

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